sábado, 21 de noviembre de 2009

La Revolución Bolivariana y la paz

(Tomado de Cubadebate)

Conozco bien a Chávez; nadie como él sería más renuente a derramar la sangre entre venezolanos y colombianos, dos pueblos tan hermanos como los cubanos que viven en el este, el centro y el extremo oeste de nuestra Isla. No tengo otra forma de expresar el grado de hermandad que existe entre venezolanos y colombianos.

La calumniosa imputación yanki de que Chávez planea una guerra contra la vecina Colombia llevó a un influyente órgano de prensa colombiano a publicar el pasado domingo, 15 de noviembre, bajo el título de “Tambores de guerra”, un despectivo e injurioso editorial contra el Presidente venezolano, donde se afirma entre otras cosas que “Colombia debe tomar con toda seriedad la que constituye la más grave amenaza a su seguridad en más de siete décadas pues esta proviene de un Presidente que, además, es de formación militar…”

“La razón ―prosigue— es que cada vez son mayores las posibilidades de una provocación que puede ir desde un incidente fronterizo hasta un ataque contra instalaciones civiles o militares en Colombia.”

Más adelante el editorial añade como algo probable “…que Hugo Chávez intensifique sus ataques contra los ‘escuálidos’ ―remoquete con el que identifica a sus opositores―, y trate de sacar del poder municipal o regional a quienes lo contradicen. Ya lo hizo con el alcalde de Caracas… y ahora quiere intentarlo con los gobernadores de los estados fronterizos con Colombia, que rehúsan someterse a su férula… Un choque con fuerzas colombianas o la acusación de que elementos paramilitares planean acciones en territorio venezolano puede ser la excusa que necesita el régimen chavista para suspender las garantías constitucionales.”

Tales palabras sirven solo para justificar los planes agresivos de Estados Unidos y la burda traición a su Patria de la oligarquía y la contrarrevolución en Venezuela.

Coincidiendo con la publicación de ese editorial, el líder bolivariano había escrito su artículo semanal “Las líneas de Chávez”, en el cual enjuicia la impúdica concesión de siete bases militares a Estados Unidos en suelo de Colombia, un territorio que posee 2 050 kilómetros de frontera con Venezuela.

En ese artículo, el Presidente de la República Bolivariana, explicó con valentía y lucidez su posición.

“…lo dije este viernes en el acto por la paz y contra las bases militares de Estados Unidos en suelo colombiano: estoy en la obligación de llamarlos a todos y todas a prepararnos para defender la Patria de Bolívar, la Patria de nuestros hijos. Si no lo hiciera, estaría cometiendo un acto de alta traición… Nuestra Patria es hoy libre y la defenderemos con la vida. Venezuela nunca más volverá a ser colonia de nadie: nunca más estará de rodillas frente a invasor o imperio alguno… el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos…”

Más adelante añade conceptos importantes: “…todo el arsenal bélico gringo, contemplado en el acuerdo, responde al concepto de operaciones extraterritoriales… convierte al territorio colombiano en un gigantesco enclave militar yanki…, la mayor amenaza contra la paz y la seguridad de la región suramericana y de toda Nuestra América.”

“El acuerdo… impide que Colombia pueda ofrecerle garantías de seguridad y respeto a nadie: ni siquiera a los colombianos y colombianas. No puede ofrecerlas un país que ha dejado de ser soberano y que es instrumento del ‘nuevo coloniaje’ que avizorara nuestro Libertador.”

Chávez es un verdadero revolucionario, pensador profundo, sincero, valiente e incansable trabajador. No llegó al poder mediante un golpe de Estado. Se sublevó contra la represión y el genocidio de los gobiernos neoliberales que entregaron los enormes recursos naturales de su país a Estados Unidos. Sufrió prisión, maduró y desarrolló sus ideas. No llegó al poder a través de las armas a pesar de su origen militar.

Tiene el gran mérito de haber iniciado el difícil camino de una Revolución social profunda partiendo de la llamada democracia representativa y la más absoluta libertad de expresión, cuando los más poderosos recursos mediáticos del país estaban y están en manos de la oligarquía y al servicio de los intereses del imperio.

En solo 11 años, Venezuela logró los más altos avances educacionales y sociales alcanzados por un país en el mundo, a pesar del golpe de Estado y los planes de desestabilización y descrédito impuestos por Estados Unidos.

El imperio no decretó un bloqueo económico contra Venezuela ―como hizo con Cuba― tras el fracaso de sus golpes sofisticados contra el pueblo venezolano, porque se habría bloqueado a sí mismo dada su dependencia energética del exterior, pero no ha renunciado a su propósito de liquidar el proceso bolivariano y su generoso apoyo en recursos petroleros a los países del Caribe y Centroamérica, sus amplias relaciones de intercambio con Suramérica, China, Rusia, y numerosos Estados de Asia, África y Europa. La Revolución Bolivariana goza de simpatías en amplios sectores de todos los continentes. Duele especialmente al imperio sus relaciones con Cuba, después de un bloqueo criminal contra nuestro país que ha durado ya medio siglo. La Venezuela de Bolívar y la Cuba de Martí, a través del ALBA, promueven nuevas formas de relaciones e intercambios sobre bases racionales y justas.

La Revolución Bolivariana ha sido especialmente generosa con los países del Caribe en momentos sumamente graves de crisis energética.

En la nueva etapa que vivimos, la Revolución en Venezuela se enfrenta a problemas enteramente nuevos que no existían cuando, hace casi exactamente 50 años, triunfó en Cuba nuestra Revolución.

El tráfico de drogas, el crimen organizado, la violencia social y el paramilitarismo, apenas existían. En Estados Unidos no había surgido todavía el enorme mercado actual de drogas que el capitalismo y la sociedad de consumo han creado en ese país. Para la Revolución, en Cuba no significó un gran problema combatir el tránsito de drogas e impedir su introducción en la producción y consumo de las mismas.

Para México, Centroamérica y Suramérica estos flagelos significan hoy una creciente tragedia que está lejos de haber superado. Al intercambio desigual, el proteccionismo y el saqueo de sus recursos naturales, se sumaron el tráfico de drogas y la violencia del crimen organizado que el subdesarrollo, la pobreza, el desempleo y el gigantesco mercado de drogas de Estados Unidos han creado en las sociedades latinoamericanas. La incapacidad de ese país imperial y rico para impedir el tráfico y consumo de drogas, dio lugar en muchas partes de América Latina al cultivo de plantas cuyos valores como materia prima para las drogas superaban muchas veces el de los demás productos agrícolas, creando gravísimos problemas sociales y políticos.

Los paramilitares de Colombia constituyen hoy la primera tropa de choque del imperialismo para combatir la Revolución Bolivariana.

Por su origen militar, precisamente, Chávez conoce que la lucha contra el narcotráfico es un vulgar pretexto de Estados Unidos para justificar un acuerdo militar que responde por entero a la concepción estratégica de Estados Unidos al finalizar la guerra fría, para extender su dominio del mundo.

Las bases aéreas, los medios, los derechos operativos y la impunidad total otorgada por Colombia a militares y civiles yankis en su territorio, no tienen nada que ver con el combate al cultivo, la producción y el tráfico de drogas. Este constituye hoy un problema mundial; se extiende ya no solo por los países de Suramérica, sino también comienza a extenderse al África y otras áreas. Reina ya en Afganistán, a pesar de la presencia masiva de las tropas yankis.

La droga no debe ser un pretexto para establecer bases, invadir países y llevar la violencia, la guerra y el saqueo a los países del Tercer Mundo. Es el peor ambiente para sembrar virtudes ciudadanas y llevar la educación, la salud y el desarrollo a otros pueblos.

Se engañan los que creen que dividiendo a colombianos y venezolanos tendrán éxito en sus planes contrarrevolucionarios. Muchos de los mejores y más humildes trabajadores en Venezuela son colombianos, y la Revolución les ha llevado educación, salud, empleo, derecho a la ciudadanía y otros beneficios para ellos y sus seres más queridos. Juntos, venezolanos y colombianos defenderán la gran Patria del Libertador de América; juntos lucharán por la libertad y la paz.

¡Los miles de médicos, educadores y demás colaboradores cubanos que cumplen sus deberes internacionalistas en Venezuela estarán junto a ellos!



Fidel Castro Ruz
Noviembre 18 de 2009
2 y 23 p.m.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Una historia de ciencia ficción

(Tomado de CubaDebate)

Como lamento tener que criticar a Obama, conociendo que, en ese país, hay otros posibles Presidentes peores que él. Comprendo que ese cargo en Estados Unidos es hoy un gran dolor de cabeza. Quizás nada lo explica mejor que lo informado ayer por Granma de que 237 miembros del Congreso de Estados Unidos; es decir, un 44% de los mismos, son millonarios. No significa que cada uno de ellos tenga obligación de ser reaccionario incorregible, pero es muy difícil que piense como cualquiera de los muchos millones de norteamericanos que carecen de asistencia médica, están sin empleo o tienen que trabajar duramente para ganarse la vida.


Obama, desde luego, no es un pordiosero, posee millones de dólares. Como profesional fue destacado; su dominio del idioma, su elocuencia y su inteligencia no se discuten. A pesar de ser afroamericano fue electo Presidente por primera vez en la historia de su país en una sociedad racista, que sufre de una profunda crisis económica internacional, cuya responsabilidad recae sobre sí misma.

No se trata de ser o no antiestadounidense, como el sistema y sus colosales medios de información pretenden calificar a sus adversarios.

El pueblo norteamericano no es culpable, sino víctima de un sistema insostenible y lo que es peor: incompatible ya con la vida de la humanidad.

El Obama inteligente y rebelde que sufrió la humillación y el racismo durante la niñez y la juventud lo comprende, pero el Obama educado y comprometido con el sistema y con los métodos que lo condujeron a la Presidencia de Estados Unidos no puede resistir la tentación de presionar, amenazar, e incluso engañar a los demás.

Es obsesivo en su trabajo; tal vez ningún otro Presidente de Estados Unidos sería capaz de comprometerse con un programa tan intenso como el que se propone llevar a cabo en los próximos ocho días.

De acuerdo con lo programado, un amplio recorrido lo llevará a Alaska, donde hablará con las tropas allí desplegadas; Japón, Singapur, la República Popular China y Corea del Sur; participará en la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN); sostendrá conversaciones con el Primer Ministro de Japón y su majestad el Emperador Akihito, en la Tierra del Sol Naciente; los primeros ministros de Singapur y Corea del Sur; el presidente de Indonesia, Susilo Bambang; el de Rusia, Dmitri Medvédev, y el de la República Popular China, Hu Jintao; pronunciará discursos y conferencias de prensa; portará su maletín nuclear, que esperamos no tenga necesidad de usar durante su acelerado recorrido.

Su asesor de Seguridad informa que discutirá con el Presidente de Rusia la reivindicación del Tratado START-1, que vence el 5 de diciembre de 2009. Sin duda, algunas reducciones en el enorme arsenal nuclear se acordarán, sin trascendencia para la economía y la paz mundial.

¿Qué piensa abordar nuestro ilustre amigo en el intenso viaje? La Casa Blanca lo anuncia solemnemente: el cambio climático, la recuperación económica, el desarme nuclear, la guerra de Afganistán, los riesgos de guerra en Irán y en la Republica Popular Democrática de Corea. Hay material para escribir un libro de ficción.

Pero cómo va a resolver Obama los problemas climáticos si la posición de su representación en las reuniones preparatorias de la Cumbre de Copenhague sobre las emisiones de gases de efecto invernadero fue la peor de todos los países industrializados y ricos, tanto en Bangkok como en Barcelona, porque Estados Unidos no suscribió el Protocolo de Kyoto, ni la oligarquía de ese país está dispuesta a cooperar verdaderamente.

Cómo va a contribuir a la solución de los graves problemas económicos que afectan a gran parte de la humanidad, si la deuda total de Estados Unidos —que incluye la del Gobierno Federal, los gobiernos estatales y locales, las empresas y las familias— ascendía, al cierre del 2008, a 57 millones de millones, que equivalían a más del 400% de su PIB, y si el déficit presupuestario de ese país se elevó a casi un 13% de su PIB en el año fiscal 2009, dato que sin duda Obama no desconoce.

¿Qué le puede ofrecer a Hu Jintao si su política ha sido francamente proteccionista para golpear las exportaciones chinas; si exige a toda costa que el gobierno chino revalúe el yuan, lo cual afectaría las importaciones crecientes del Tercer Mundo procedentes de China?

El teólogo brasileño Leonardo Boff —que no es discípulo de Carlos Marx, sino católico honesto, de los que no están dispuestos a cooperar con el imperialismo en América Latina— afirmó recientemente: "... arriesgamos nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de la vida."

"... casi la mitad de la humanidad vive hoy por debajo del nivel de miseria. El 20% más rico consume el 82,49% de toda la riqueza de la Tierra y el 20% más pobre se tiene que sustentar con un minúsculo 1,6%." Cita a la FAO advirtiendo que: "... en los próximos años habrá entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos." Y añade por su cuenta: "la humanidad está hoy consumiendo un 30% más de la capacidad de reposición... La Tierra está dando señales inequívocas de que ya no aguanta más."

Lo que afirma es cierto, pero Obama y el Congreso de Estados Unidos no se han enterado todavía.

¿Qué nos está dejando en el hemisferio? El problema bochornoso de Honduras y la anexión de Colombia, donde Estados Unidos instalará siete bases militares. También en Cuba establecieron una base militar hace más de 100 años y todavía la ocupan por la fuerza. En ella instalaron el horrible centro de tortura, mundialmente conocido, que Obama no ha podido cerrar todavía.

Sostengo el criterio de que antes de que Obama concluya su mandato habrá de seis a ocho gobiernos de derecha en América Latina que serán aliados del imperio. Pronto también el sector más derechista en Estados Unidos tratará de limitar su mandato a un período de cuatro años de gobierno. Un Nixon, un Bush o alguien parecido a Cheney serán de nuevo Presidentes. Entonces se vería con toda claridad lo que significan esas bases militares absolutamente injustificables que hoy amenazan a todos los pueblos de Suramérica con el pretexto de combatir el narcotráfico, un problema creado por las decenas de miles de millones de dólares que desde Estados Unidos se inyectan al crimen organizado y a la producción de drogas en América Latina.

Cuba ha demostrado que para combatir las drogas lo que hace falta es justicia y desarrollo social. En nuestro país, el índice de crímenes por cada cien mil habitantes es uno de los más bajos del mundo. Ningún otro del hemisferio puede mostrar tan bajos índices de violencia. Es conocido que a pesar del bloqueo, ningún otro posee tan elevados niveles de educación.

¡Los pueblos de América Latina sabrán resistir las embestidas del imperio!

El viaje de Obama parece historia de ciencia ficción.



Fidel Castro Ruz
Noviembre 11 de 2009
7 y 16 p.m.

sábado, 7 de noviembre de 2009

La anexión de Colombia a Estados Unidos

(Tomado de CubaDebate)

Cualquier persona medianamente informada comprende de inmediato que el edulcorado "Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos", firmado el 30 de octubre y publicado en la tarde del 2 de noviembre, equivale a la anexión de Colombia a Estados Unidos.

El acuerdo pone en aprietos a teóricos y políticos. No es honesto guardar silencio ahora y hablar después sobre soberanía, democracia, derechos humanos, libertad de opinión y otras delicias, cuando un país es devorado por el imperio con la misma facilidad con que un lagarto captura una mosca. Se trata del pueblo colombiano, abnegado, trabajador y luchador. Busqué en el largo mamotreto una justificación digerible, y no vi razón alguna.

En 48 páginas de 21 líneas, cinco se dedican a filosofar sobre los antecedentes de la vergonzosa absorción que convierte a Colombia en territorio de ultramar. Todas se basan en los acuerdos suscritos con Estados Unidos después del asesinato del prestigioso líder progresista Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y la creación de la Organización de Estados Americanos, el 30 de abril de 1948, discutida por los Cancilleres del hemisferio, reunidos en Bogotá bajo la batuta de Estados Unidos los días trágicos en que la oligarquía colombiana tronchó la vida de aquel dirigente y desató la lucha armada en ese país.

El Acuerdo de Asistencia Militar entre la República de Colombia y los Estados Unidos, en abril de 1952; el relacionado con "una Misión del Ejército, una Misión Naval y una Misión Aérea de las Fuerzas Militares de los Estados Unidos", suscrito el 7 de octubre de 1974; la Convención de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, de 1988; la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 2000; la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, de 2001, y la Carta Democrática Interamericana; la de Política de Defensa y Seguridad Democrática, y otras que se invocan en el citado documento.

Ninguna justifica convertir un país de 1 141 748 kilómetros cuadrados, ubicado en el corazón de Suramérica, en base militar de Estados Unidos. Colombia posee 1,6 veces el territorio de Texas, segundo Estado de la Unión en extensión territorial, arrebatado a México, que después sirvió de base para conquistar a sangre y fuego más de la mitad de ese hermano país.


Por otro lado, han transcurrido ya 59 años desde que soldados colombianos fueron enviados a la distante Asia para combatir junto a las tropas yankis contra chinos y coreanos en octubre de 1950. Lo que el imperio pretende ahora es enviarlos a luchar contra sus hermanos venezolanos, ecuatorianos y otros pueblos bolivarianos y del ALBA, para aplastar la Revolución Venezolana, como trataron de hacer con la Revolución Cubana en abril de 1961.

Durante más de un año y medio, antes de la invasión, el gobierno yanki promovió, armó y utilizó las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, como hoy utiliza a los paramilitares colombianos contra Venezuela.

Cuando el ataque de Girón, los B-26 yankis tripulados por mercenarios operaron desde Nicaragua, sus aviones de combate eran transportados hacia la zona de operaciones en un portaaviones, y los invasores de origen cubano que desembarcaron en aquel punto venían escoltados por buques de guerra y la infantería de marina de Estados Unidos. Hoy sus medios de guerra y sus tropas estarán en Colombia, no sólo como una amenaza para Venezuela sino para todos los Estados de Centro y Suramérica.

Es realmente cínico proclamar que el infame acuerdo es una necesidad de la lucha contra el tráfico de drogas y el terrorismo internacional. Cuba ha demostrado que no se necesitan tropas extranjeras para evitar el cultivo y el tráfico de drogas y mantener el orden interno, a pesar de que Estados Unidos, la potencia más poderosa de la tierra, promovió, financió y armó durante decenas de años las acciones terroristas contra la Revolución Cubana.

La paz interna es prerrogativa elemental de cada Estado; la presencia de tropas yankis en cualquier país de América Latina con ese propósito es una descarada intervención extranjera en sus asuntos internos, que inevitablemente provocará el rechazo de su población.

La lectura del documento demuestra que no sólo las bases aéreas colombianas se ponen en manos de los yankis, sino también los aeropuertos civiles y en definitiva cualquier instalación útil a sus fuerzas armadas. El espacio radioeléctrico queda también a disposición de ese país portador de otra cultura y otros intereses que nada tienen que ver con los de la población colombiana.

Las Fuerzas Armadas norteamericanas disfrutarán de prerrogativas excepcionales.

En cualquier parte de Colombia los ocupantes pueden cometer delitos contra las familias, los bienes y las leyes colombianas, sin tener que responder ante las autoridades del país; a no pocos lugares llevaron los escándalos y las enfermedades, como hicieron con la base militar de Palmerola, en Honduras. En Cuba, cuando visitaban la neocolonia, se sentaron a horcajadas sobre el cuello de la estatua de José Martí, en el Parque Central de la Capital. La limitación relacionada con el número total de soldados puede ser modificada por solicitud de Estados Unidos, sin restricción alguna. Los portaaviones y barcos de guerra que visiten las bases navales concedidas llevarán cuantos tripulantes requieran, y pueden ser miles en uno solo de sus grandes portaaviones.

El Acuerdo se extenderá por períodos sucesivos de 10 años, y nadie puede modificarlo sino al final de cada período, advirtiéndolo un año antes. ¿Qué hará Estados Unidos si un gobierno como el de Johnson, Nixon, Reagan, Bush padre o Bush hijo y otros similares, recibe la solicitud de abandonar Colombia? Los yankis fueron capaces de derrocar decenas de gobiernos en nuestro hemisferio. ¿Cuánto duraría un gobierno en Colombia si anunciara tales propósitos?

Los políticos de América Latina tienen ahora ante sí un delicado problema: el deber elemental de explicar sus puntos de vista sobre el documento de anexión. Comprendo que lo que ocurre en este instante decisivo de Honduras ocupe la atención de los medios de divulgación y los Ministros de Relaciones Exteriores de este hemisferio, pero el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos.

No albergo la menor duda sobre la reacción de los pueblos; sentirán el puñal que se clava en lo más profundo de sus sentimientos, en especial el de Colombia: ¡se opondrán, jamás se resignarán a tal infamia! El mundo enfrenta hoy graves y urgentes problemas. El cambio climático amenaza a toda la humanidad. Líderes de Europa casi imploran de rodillas algún acuerdo en Copenhague que evite la catástrofe. Presentan como realidad que en la Cumbre no se alcanzará el objetivo de un convenio que reduzca drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero. Prometen proseguir la lucha por alcanzarlo antes de 2012; existe riesgo real de que no pueda lograrse antes de que sea demasiado tarde.

Los países del Tercer Mundo reclaman con razón a los más desarrollados y ricos cientos de miles de millones de dólares anuales para costear los gastos de la batalla climática.

¿Tiene algún sentido que el gobierno de Estados Unidos invierta tiempo y dinero en construir bases militares en Colombia para imponer a nuestros pueblos su odiosa tiranía? Por ese camino, si un desastre amenaza al mundo, un desastre mayor y más rápido amenaza al imperio, y todo sería consecuencia del mismo sistema de explotación y saqueo del planeta.



Fidel Castro Ruz
Noviembre 6 de 2009
10 y 39 a.m.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El mejor homenaje a la madre de un Héroe

(Tomado de CubaDebate)

Ayer falleció Carmen Nordelo Tejera, la abnegada madre del Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo, injustamente sancionado a dos cadenas perpetuas y 15 años de prisión.

Lo insólito es que hace solo 12 días la justicia yanki puso en libertad a Santiago Álvarez Fernández-Magriñá, a quien se le ocuparon armas de guerra, explosivos y otros medios destinados a los planes terroristas contra nuestro pueblo.

Se trataba de armas ocupadas a ese agente de la CIA, quien al servicio del gobierno de Estados Unidos dedicó gran parte de su vida al terrorismo contra Cuba.

Valdría la pena que los asesores de Barack Obama, que tanto difunden sus discursos por la televisión, solicitaran y le mostraran copia del video de la Mesa Redonda de Cubavisión donde se abordó la ridícula sanción de cuatro años en una cárcel de mínima seguridad, aplicada a Santiago Álvarez por las armas ocupadas, y lo peor fue que le rebajaron la pena, tras entregarle a la Fiscalía norteamericana otro alijo de armas mayor que el anterior. El sujeto, además, envió un grupo que se infiltró en Cuba, al que entre otras acciones encomendó hacer estallar una carga explosiva en el Cabaret Tropicana, siempre repleto de espectadores. Existe prueba documental irrebatible de esa instrucción.

A otro terrorista de origen cubano, Roberto Ferro, aliado a la mafia terrorista de Posada Carriles y Santiago Álvarez, en julio de 1991 le ocuparon 300 armas de fuego, detonadores y explosivos plásticos. Fue sancionado a dos años. En abril de 2006 le ocuparon, en compartimentos ocultos de su casa, 1 571 armas y granadas de mano. Recibió una sanción de cinco años.

Nunca será suficiente lo que se diga en torno al cinismo de la política de Estados Unidos, que incluye a Cuba en la lista de países terroristas, aplica la Ley asesina de Ajuste Cubano con carácter exclusivo a nuestra nación, y la bloquea económicamente, prohibiendo incluso la venta de equipos médicos y medicamentos.

Ayer, la Mesa Redonda de nuestra televisión, a la vez que enumeraba los crímenes de Santiago Álvarez, exhibía programas de televisión de Miami donde un connotado agente de Estados Unidos, Antonio Veciana, narraba los planes con explosivos y balas para el asesinato de líderes cubanos, entre ellos Camilo y el Che, que estaban conmigo en un nutrido acto de cientos de miles de personas frente al antiguo Palacio Presidencial, o mi asesinato en una entrevista de prensa en Chile cuando visité al presidente Salvador Allende. Al fin y al cabo, como confiesa el mercenario, a la hora de la acción los asesinos al servicio de la CIA se acobardaron en ambos casos. Se trataba solo de dos de los tantos planes magnicidas del gobierno de ese país.

Tales fechorías pueden recordarse con sangre fría, excepto que, como en este caso, la narración coincida con la noticia de la muerte, tras larga enfermedad, de una madre honesta y valiente como Carmen Nordelo Tejera, cuyo hijo ha sido injustamente condenado a dos cadenas perpetuas y 15 años de prisión aislada y cruel y en una cárcel de alta seguridad. ¿Qué dolor más duro podía existir para ella que la injusta prisión perpetua de su hijo por delitos que nunca cometió?

No es posible depositar sobre su féretro una flor sin denunciar, una vez más, el repugnante cinismo del imperio.

A ello se une otra noticia atroz escuchada esa misma tarde: la firma oficial del acuerdo en virtud del cual Estados Unidos impone siete bases militares en el corazón de Nuestra América, con las que amenaza no solo a Venezuela, sino a todos los pueblos del Centro y el Sur de nuestro hemisferio. No se trata de un acto del gobierno de Bush; es Barack Obama quien suscribe ese acuerdo, violando normas legales, constitucionales y éticas, cuando todavía los frutos de la funesta base militar yanki de Palmerola, en Honduras, se exhiben ante el mundo. El golpe militar en ese país centroamericano se llevó a cabo bajo la actual administración.

Nunca se trató con mayor desprecio a los pueblos latinoamericanos de este hemisferio.

Un país como Cuba conoce muy bien que después que Estados Unidos impone una de sus bases militares, se marcha si lo desea, o permanece por la fuerza como ha hecho con Guantánamo desde hace más de cien años. Allí erigió el odioso centro de torturas cuyas mazmorras, con numerosos presos, nuestro flamante Premio Nobel no ha podido todavía eliminar. La devolución de Manta en Ecuador fue seguida de inmediato por la oficialización de las siete bases militares impuestas al pueblo de Colombia. Como pretexto se utilizó la lucha contra el comercio de drogas que, como el terrible flagelo del paramilitarismo, surgió del gigantesco mercado norteamericano de cocaína y otras drogas. Las bases militares yankis en América Latina surgieron mucho antes que las drogas, con fines intervencionistas.

Cuba demostró durante medio siglo que es posible luchar y resistir. Se equivoca el Presidente de Estados Unidos, y se equivocan sus asesores, si prosigue ese camino sórdido y despectivo hacia los pueblos de América Latina. Nuestros sentimientos, sin vacilación alguna, se inclinan hacia el pueblo bolivariano de Venezuela, su presidente Hugo Chávez y su Ministro de Relaciones Exteriores, denunciando el pacto militar infame impuesto al pueblo colombiano, cuyas cláusulas expansionistas sus autores no han tenido siquiera el valor de publicar.

Cuba continuará cooperando con los programas de salud, educación y el desarrollo social de los países hermanos que, a pesar de obstáculos, avances y retrocesos, serán cada vez más irreductiblemente libres.

Como afirmó Lincoln: "... no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo".

No solo depositaremos flores sobre la tumba de Carmen Nordelo. ¡Proseguiremos la lucha sin descanso por la libertad de Gerardo, Antonio, Fernando, Ramón y René, desenmascarando la infinita hipocresía y el cinismo del imperio, defendiendo la verdad!

Solo así honraremos la memoria de la legión de madres y mujeres como ella, que en Cuba han sacrificado lo mejor y más preciado de su vida por la Revolución y el Socialismo.



Fidel Castro Ruz
Noviembre 3 de 2009
12 y 35 p.m.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Noticias relevantes

(Tomado de CubaDebate)

En días recientes ocurrieron en nuestro país importantes acontecimientos.

El 28 de octubre, a las 7 y 30 de la mañana, se conmemoró el 50 Aniversario de la desaparición física de Camilo Cienfuegos. El triste suceso ocurrió un atardecer tempestuoso cuando viajaba en avioneta de Camagüey a la capital, por el norte de Cuba.

En Yaguajay había librado su último combate victorioso contra la tiranía a fines de diciembre de 1958. Allí se inauguró un mausoleo, donde yacen los restos de los caídos durante la guerra en el Frente Norte de Las Villas o después del 1º de Enero de 1959 y yacerán los de aquellos de su Columna Invasora o los que se unieron a ella en el centro del país y que aún viven. Alguien lo llamó el Héroe de Yaguajay y perduró ese título. Era todavía más: el Héroe de la Columna Invasora Antonio Maceo. El audaz comandante, en el avance de su columna ligera, iba destinado a Pinar del Río, y hasta sus montañas habría llegado si no se le indicara desde la Sierra Maestra detenerse, y luchar junto al Che y bajo sus órdenes, en el centro del país. No era necesario arriesgarlo en esa misión, que constituía una interpretación incorrecta de las circunstancias históricas. El 2 de enero inició con el Che la marcha histórica hacia la capital. ¡Cuánto se podría investigar y reflexionar sobre eso!

Por decisión del Partido y el Gobierno, desde este 50 Aniversario, su silueta de acero ilumina, junto a la del Guerrillero Heroico, el fondo de la Plaza de la Revolución, montando guardia ante la estatua de Nuestro Héroe Nacional José Martí.

También el 28 de octubre, a las 9 de la mañana, quiso el azar que se iniciara el debate sobre la resolución presentada por Cuba contra el bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos a nuestra Patria. Se escucharon palabras emotivas de los representantes de numerosos países del Tercer Mundo, que dejaron constancia de su aprecio por el país indoblegable y solidario que durante medio siglo se ha enfrentado al imperio despiadado y genocida que se erigió en la vecindad de nuestra isla. Gran número de países vieron en la resistencia de Cuba una lucha por su propio derecho a la soberanía.

La obra discreta y solidaria de nuestro pueblo desde los primeros años de la Revolución, y su heroica resistencia frente al cruel bloqueo de Estados Unidos, no era olvidada por la abrumadora mayoría de los 192 Estados soberanos del mundo.

Los argumentos irrebatibles de nuestro canciller, Bruno Rodríguez, resonaban como martillazos en aquella sala ubicada en el corazón de Nueva York y muy próxima a Wall Street.

Por primera vez, en muchos años de debates, todos los Estados que integran las Naciones Unidas participaron en la discusión del espinoso y comprometedor tema.

Hasta los aliados europeos de la OTAN y los miembros de la comunidad europea, desarrollados, consumistas y ricos, se sintieron en la necesidad de expresar su inconformidad con el bloqueo económico a Cuba. La réplica de nuestro Canciller al discurso justificativo y plañidero de la representación de Estados Unidos fue contundente.

Cuando el Presidente de la Asamblea procedió a la votación, de los 192 Estados, solo tres delegaciones votaron contra el proyecto de Cuba: Estados Unidos; su aliada en el holocausto palestino, Israel, y la isla de Palau. Un abogado norteamericano con ciudadanía israelí que representa a Palau, un territorio en el Océano Pacífico de 450 kilómetros cuadrados que estuvo bajo la administración yanki por casi 50 años, votó por Estados Unidos en la ONU. Dos Estados se abstuvieron y 187 condenaron el bloqueo.

Estos hechos, sin embargo, por puro azar, no fueron los dos únicos importantes para los cubanos ese día. En horas de la tarde finalizaba la visita a nuestra Patria de la doctora Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acompañada de Mirta Roses, Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Ambas representan los dos más importantes organismos internacionales que asumen la responsabilidad por esa vital tarea. El pasado martes 27 tuve el honor de compartir con ellas.

Dado el hecho de que el tema de la epidemia de gripe A H1N1 es de gran interés para todos los pueblos, especialmente los del Tercer Mundo —que son los que más han sufrido las consecuencias de la explotación y el saqueo—, les solicité un encuentro dentro de su apretado programa.

A pesar de la preocupación y los esfuerzos de nuestro Ministerio de Salud Pública, y sus programas de información a nuestros ciudadanos, pensé en la conveniencia de profundizar en el tema de la epidemia.

La salud pública fue una de las causas que hicieron necesaria una revolución en Cuba. No pretendo exponer los avances obtenidos, que nos ubican como el país con más médicos per cápita en el mundo —un ejemplo de lo que puede hacerse por otros pueblos—, a pesar de ser una nación bloqueada y agredida por el poderoso imperio durante medio siglo. Nuestra Patria no solo fue víctima del robo despiadado de cerebros, sino también objetivo de las agresiones biológicas del gobierno de Estados Unidos, que no se limitó al empleo de virus y bacterias contra plantas y animales, sino que los utilizó contra la propia población. El dengue afectó a más de 300 mil personas, y el serotipo número 2 lo introdujeron en Cuba y el hemisferio cuando aún no estaba presente como epidemia en ningún otro país.

Omitiendo otros muchos datos, en aras de la brevedad, baste recordar a los efectos de esta reflexión que el dengue se transmite a través del mosquito, pero la gripe A H1N1 se expande mucho más fácil y directamente a través de las vías respiratorias.

Nuestra población debe conocer que, al finalizar la Primera Guerra Mundial, una epidemia de gripe mató a decenas de millones de personas en una etapa en que la población del planeta apenas rebasaba los 1 500 millones de habitantes. Los recursos científicos y técnicos de la humanidad eran mucho menores que los de hoy.

Esta realidad no nos debe inducir a un exceso de confianza. Cuando surgen epidemias de esa índole se requiere de recursos que las prevén o combaten, como ocurrió con la fiebre amarilla, la poliomielitis, el tétanos y otras, como las vacunas que desde hace años protegen a los niños y a la población en general de numerosas enfermedades sumamente dañinas.

Hoy existen además otros tipos de vacunas, en especial las que protegen a la población contra los virus gripales y se aplican a los casos de mayor riesgo por causas pasajeras o permanentes.

Nuestros ciudadanos deben tener presente que las vacunas contra determinados virus son más difíciles debido a las mutaciones genéticas de los mismos, como los asociados a la gripe A H1N1 y otros.

Los países más desarrollados y ricos cuentan con laboratorios bastante sofisticados y costosos. La propia Cuba, a pesar del subdesarrollo y el bloqueo yanki, fue capaz de crear algunos laboratorios para la producción de vacunas y medicamentos.

En la esfera internacional se ha producido un temor lógico con la mencionada gripe, por su capacidad de diseminación y sus efectos en determinadas personas más vulnerables. Aparte de los aspectos relacionados con la cooperación internacional de nuestros médicos —que le han aportado a Cuba gran autoridad moral y prestigio—, deseaba analizar con la Directora General de la OMS el tema de la epidemia A H1N1. Ella me reiteró que la dificultad con las vacunas se debe a que los laboratorios capaces de producirlas en Europa, Estados Unidos y Canadá están obteniendo mucho menos volumen de vacunas que las necesarias; la demanda en los países desarrollados era grande y las primeras vacunas disponibles para los demás países no estarían listas hasta fines de año, y sus precios tienden a crecer considerablemente. Entre los países a priorizar ella ha incluido a Cuba por su cooperación internacional y su capacidad de aplicar inmediatamente las vacunas a personas priorizadas a través de su red hospitalaria.

La doctora Chan conoce que, dondequiera que se encuentren, los médicos cubanos cooperarán en la rápida aplicación de las vacunas.

Son noticias obviamente positivas para nuestro pueblo. Sin embargo, debemos tener presente determinadas circunstancias.

Las primeras vacunas tardarán en llegar varias semanas o tal vez dos o tres meses.

Para la OMS su inquietud mayor es que la capacidad mutante del virus de la epidemia sobrepase rápidamente el efecto de las vacunas y sea necesario iniciar de nuevo la búsqueda de otra vacuna eficaz. Ello, a mi juicio, determina la importancia de una red adecuada de servicios médicos como la que existe en nuestro país, y la orientación sistemática de una población que cuenta con altos niveles de educación para que coopere con las medidas pertinentes.

La falta de servicios médicos adecuados en muchos países, incluido Estados Unidos, donde casi 50 millones de personas no reciben atención médica, eleva considerablemente el número de posibles víctimas. En ese país se ha declarado la Emergencia Sanitaria. Hace dos días escuchaba la noticia de que la Gripe A H1N1 entre noviembre y marzo podría ocasionar 90 mil muertes en Estados Unidos, ya que los meses de frío favorecen el desarrollo de la epidemia. Ojalá tales cálculos resulten equivocados y el daño sea menor. Con una población que supera por lo menos 27 veces la población de Cuba, sería equivalente a más de 3 mil fallecidos en nuestro país, y a muchos millones de personas en el mundo, a pesar de los avances de la ciencia.

Los síntomas iniciales del A H1N1 surgieron en México desde el primer trimestre del presente año y casi, simultáneamente, en Estados Unidos y Canadá. De estos se trasladó a España, uno de los primeros países de Europa adonde se extendió la epidemia.

Cuando el Presidente actual de Estados Unidos levantó las restricciones a los cubanoamericanos para los viajes a Cuba, en gran número de Estados de esa nación ya se había extendido la epidemia. De esta forma resultó que los cuatro países que más generan turismo o viajes a nuestro país por otras causas, eran aquellos en los que, en mayor grado, se había extendido la epidemia en el mundo.

Los primeros casos portadores del virus fueron viajeros procedentes del exterior. Las personas contagiadas en nuestro país eran relativamente pocas, durante meses no se produjo un solo fallecimiento. Pero a medida que el virus se extendió a todas las provincias, principalmente aquellas con un mayor número de familiares residentes en Estados Unidos, se hizo necesario adquirir nuevos equipos de análisis para el Instituto de Medicina Tropical "Pedro Kourí", y multiplicar el esfuerzo a la vez que se luchaba contra el dengue.

Se produjo así el extraño caso de que Estados Unidos, por un lado, autorizó los viajes del mayor número de personas portadores del virus y, por otro, prohíbe la adquisición de equipos y medicamentos para combatir la epidemia. No pienso, desde luego, que esa haya sido la intención del gobierno de Estados Unidos, pero es la realidad que resulta del absurdo y vergonzoso bloqueo impuesto a nuestro pueblo.

Con los equipos de otras procedencias estamos en condiciones de conocer, con absoluta precisión, el total de afectados por la epidemia y el número de personas cuyo fallecimiento se relacione con la presencia del virus que la origina.

Afortunadamente, además de los servicios y el personal médico bien capacitado de nuestro país, en el mercado internacional existe un medicamento antiviral eficaz, especialmente si se aplica a las personas con inconfundibles síntomas de posibles portadores del virus y a quienes directamente los atienden.

Disponemos de ese antiviral y, adicionalmente, de la materia prima necesaria para continuar produciendo una cifra similar a la disponible, y se realizará cuanto esfuerzo sea necesario para contar con las dosis indispensables.

Aunque en muchos países, por falta de redes de servicios y personal médico, se deje de ofrecer a los organismos internacionales la información pertinente sobre la epidemia, conocemos el firme propósito de nuestro gobierno de comunicar con toda precisión, a esos organismos, el número de casos y los fallecimientos asociados a la epidemia, como hemos hecho siempre con los datos de la salud pública de Cuba.

Nuestro país, por su parte, cuenta afortunadamente con una amplia red de servicios de salud; la posibilidad de atención inmediata de las personas afectadas es real, y dispone del número suficiente y la calidad de sus médicos, muchos de los cuales han cumplido honrosas e inolvidables misiones internacionalistas.



Fidel Castro Ruz
Octubre 30 de 2009
2 y 52 p.m.